Los abogados radicales empezaron a perderle el respeto a Ricardo Gil Lavedra, el jurista más admirado del partido y consultado ante cada problema de un correligionario en Tribunales.

Pero no siempre le va bien y su último fracaso fue nada menos que en la presentación de Eduardo Costa, el senador de Santa Cruz, que buscaba eliminar la ley de lemas en su provincia.

Se trata del sistema electoral que permite a un candidato consagrarse con menos votos que sus rivales sumando para sí la cosecha de otras figuras de su partido. Una interna camuflada en los comicios generales que los Kirchner usaron para mantenerse tres décadas en el poder y la Corte Suprema consideró válida.

"Las provincias podrán dictar las normas electorales que quieran sin temor a un control de la Corte", se resignó Gil Lavedra y sus colegas de la UCR intercambiaron mensajes de furia por tamaña rendición.

Gil Lavedra es elegido de la UCR para cada juicio de envergadura. Pero algunos juristas del partido empiezan a criticarlo por sus derrotas. El caso Ayala, lo revitalizó.  

"El problema fue que sus argumentos sobre los alcances del federalismo no fueron consistentes, pero en el partido le creen a él. Ahora van a tener que replanteárselo", vaticinó ante LPO un abogado radical que por estos días trabaja en el próximo litigio del partido para frenar las pretensiones de reelección del peronista Sergio Casas en La Rioja.

El gobernador peronista aprobó en la Legislatura local una enmienda constitucional para habilitar una consulta popular que lo autorice a pelear por la reelección, aun cuando fue vice de Luis Beder Herrera entre 2011 y 2015. 

Eduardo Costa. 

El camino de los radicales riojanos es llegar la Corte y buscar el antecedente de Santiago del Estero, donde el máximo Tribunal impidió un tercer mandato de Gerardo Zamora en 2013.

Golpe al radicalismo: la Corte avaló la Ley de Lemas en Santa Cruz y alivió a los Kirchner

La tentación de llamarlo a Gil Lavedra, además, es por su estrecho vínculo con los jueces federales o los de la Corte Suprema, chapa que suele usar para conseguir clientes de peso en su estudio privado.

"El problema es que a veces es un toma y daca permanente y no nos favorece", evaluaban sus críticos en el partido. De todos modos, la derrota con Santa Cruz fue parcialmente compensada con la anulación de la prisión preventiva a la diputada Aida Ayala.

Fue una decisión del Tribunal de Casación Penal, que Gil Lavedra siempre había dicho que podía manejar a gusto y por lo tanto no tenía sentido que los diputados se apuren en tratar el desafuero de la chaqueña. Tenía razón. No siempre la tiene.